Backyard

“Abre bien los brazos” ponía en la fachada del edificio, una especie de tienda almacén con una gran ventana de escaparate por la que no parecía pasar apenas luz. Los montones de cosas y la imposibilidad de distinguirlas, invitaban a acercarse. Los colores pálidos, pero variados, del magnífico vitral empañado animaban a entrar.

Los montones eran de ropa vieja, de libros usados, de discos con portadas maltratadas, de trastos con su capa de polvo que parecía venir de fábrica. Aparentemente todo repelía los rayos de sol del exterior o se alimentaba caníbalmente de ellos. La sensación era húmeda, sucia, densa. Avanzando, por curiosidad ya más que nada, las manos protegidas por las mangas iban alternativamente de los lados, para apartar posibles encuentros desagradables, a la cara, para defenderse del ambiente. El fondo de la pieza no era más claro ni más oscuro que la entrada pero al fondo se descubría un patio trasero a través de una puerta entreabierta.

- Llegados a este punto voy a verlo todo y, más importante, voy a salir de aquí.

Empujón suave pero firme con el pie a la puerta y de nuevo el sol. En la infancia tal vez fue un jardín. Ahora era un espacio abandonado, maltratado incluso, repleto de basura de distintas épocas, demasiada, reciente.

- Se agotó la curiosidad. ¡Debo irme cuanto antes!

Media vuelta dispuesta a salir de aquel lugar hediondo cuanto antes. Y al girar, en la fachada posterior, con el mismo tipo de letra, otro letrero parecía indicar la salida: "Abre más las piernas".

Opinión: 
De momento, nada.
Texto
Castellano
25 de Noviembre de 2017

Comenta, sugiere, critica...

CAPTCHA
Responde correctamente como persona humana. Los robots no saben :-)
2 + 1 =